lunes, 18 de octubre de 2010

La mujer desde el punto de vista del Monje Andrés

 

Las monjas eran las más privilegiadas entre todas las mujeres, si a la educación nos referimos, ya que llegaron a conocer el latín y el griego, y, por lo tanto, a leer y escribir. Ellas debieron enfrentarse a un cuestionamiento ya que eran consideradas sin rigor, por el simple hecho de ser mujeres. También fueron consideradas como personas con menos inteligencia, menos capacidades o incluso sin alma: las normas que debían seguir las mujeres, independientemente de su edad o clase social, se regían por escritos sagrados de monasterios y/o de la Antigüedad. En la obra de la fisiología, a las mujeres se les atribuían unos humores fríos y húmedos, mientras que a los hombres se les consideraba calientes y secos, la medida de todas las cosas. La naturaleza de las mujeres les hacía no sólo ser más débiles en los aspectos morales, sino también en lo físico, porque podía ser causante de todas sus enfermedades, entre ellas la menstruación. (Aquello demoniaco que la mujer expulsaba)
La Iglesia tenía reservadas para la mujer dos imágenes que pretendía instaurar como modelo en una sociedad cada vez más compleja. La primera de ellas es la de Eva, que fue creada con la costilla de Adán y propició la expulsión de ambos del Paraíso. La segunda es la de María, que representa, además de la virginidad, la abnegación como madre y como esposa. Ambas visiones de estas mujeres pueden ser consideradas como la impresión general de esta época: lo ideal frente a lo real.


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